lunes, 21 de julio de 2014

Hay partes de Dios.



Hay partes de Dios
que ya no me gustan,
y fantasmas
en tus ojos
que me entristecen.

Ayer vi un nido
y pensé
que era una tumba,
donde el tiempo
documentaba
la intrascendencia.

A veces
beso tu espalda
de memoria,
y no puedo
volver al ahora.
El recuerdo
cobra vida.
Se arremolina.

Estamos hinchados
de tanta pérdida,
y paraíso descalzado.
De tanto curvar labios,
y encoger la frente,
que no me extraña
encontrar
fotos amarillas
debajo
de tus cejas.

Ya no me gustan
esas partes de Dios
que devoran pétalos
hasta dejarnos
la espina.

Ya no me gustan
los ojos
que visten de humo
al oscuro esqueleto.

Sólo podemos
seguir amando
en un callejón

sin salida.

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