martes, 30 de septiembre de 2014

(No) Estoy aquí.



Estoy aquí.
No sé qué demonio
me mostró la joya 
del sufrimiento humano
en la hojilla del alba.
Me niego a declarar
en contra de lo invisible
con las mismas
penurias diarias
que cambiaría
por una pestaña.
Te ves hermosa
cuando lloras
a solas.
Me escuchas aullarle
al centro de la tierra.
Decidí
doblar mi sombra
y guardarla
en el baúl.
Dejé el corazón
latiendo
en la despensa.
Ya no me duelen
las palabras
que masticaba
como polvo
de vidrio.
Ahora sonríes
frente a una tumba.
No estoy aquí.

Sácame del agua.



Sácame del agua
en el que duermo.
De la desordenada 
colección de recuerdos
sobre el futuro.
O el tornasolado telón
donde aguardan
los sueños,
para protagonizar
su efímero teatrino.
Sácame del horror
representado
en la más variada
gama de colores.
De los agujeros
temerarios
que una copa raída
dejó en la memoria
a fuerza de gotear
seducción
abaratada y fría.
Sácame del agua
en que respiro
plácidamente,
y que la primera
bocanada de aire
me despierte
con la certeza
de que a veces
es mejor
estar equivocado.